It was perhaps 1981, or later, that we, Omi, his Mom and I- went to a fishing cottage near Cabo Rojo Lighthouse. I probably was around 22, Betsy 21 and Omi -the man- was our baby-toddler.
The house is still (2019) located before the bridge to Los Morrillos Peninsula, and it is distinguished by rows of “carruchos” that lead to the humble cottage at the calm shore.
This outing was intended for the family to eat “empanadillas de carrucho” or “chapín”, and also buy some exotic shells for my then shell collection.
But one strange event stuck me: I saw an old man kissing another grown-up young man in his cheek! It was strange because my father and “tios” never kissed a man, not even sons or daughters, they kissed only babies. And that fisherman was kissing his son after returning from the sea!
At that precise moment I realized, that for the rest of my life, I was going to kiss my kid, my man, even when he became a grown-up adult.
Now “my” Omi is 39 years old, and I just kissed him this past 25th of July 2019 in Buffalo, NY.
I still love this guy very much, the first man that I ever kissed, and will be kissed as long as I live! He is my first son.*
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*Omi, later had a brother and a sister, also much loved and kissed!
Dos Yaguasas miran, sin sorprenderse al lente del autor en el Cartagena Lagoon National Wildlife Refuge, en Lajas, Puerto Rico. La foto, tomada cerca del 2011, hubiera sido algo insólito para los 1982, cuando comenzamos unos esfuerzos que a continuación revelo, y lo convertí, de un proyecto individual a uno colectivo. Esta es la historia del INCEPTION POINT del Refugio Nacional de la Laguna Cartagena.
Resumen. Para mediados de la década del 1970 solo existía una laguna de agua dulce funcional en Puerto Rico: la Laguna Cartagena, en Lajas. Para entonces, se creía que Cartagena estaba en tan buenas condiciones que se le consideraba como “el principal y único refugio agua dulce para aves acuáticas amenazadas en la Isla.” Pero en una visita que hicieramos cerca del 1976, nos percatamos de que todas las publicaciones se equivocaban: no existía la excelencia, ni la biodiversidad, ni la abundancia reportada de aves acuáticas. Cartagena era prácticamente un lugar casi sin vida silvestre y se hallaba llena de vegetación y moribunda. Motivado por aquel insólito descubrimiento, desde el 1979 al 1980, realicé una investigación de CAMPO y otro estudio simultáneo sobre lo HISTÓRICO, que incluía los peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos y los cambios del paisaje de Cartagena. Esta labor la hacía por un genuino interés y una preocupación, por rescatar el hogar de muchos organismos que dependían de la última laguna de agua dulce que quedaba en la Isla para aquel entonces. Este estudio, lo plasmaría en un documento titulado, “Los Vertebrados de la Laguna Cartagena, con notas de las laguna El Anegado y Guánica,” y que contiene unas 220 páginas, “un reporte exagerado,” pues era la calificación de dos cursos subgraduados (Problemas Especiales de Zoología I y II), del Departamento de Biología del Recinto Universitario de Mayagüez, de la Universidad de Puerto Rico (UPRM). O sea, que tal vez con un reporte de unas 50 páginas bastaba para satisfacer las necesidades del curso subgraduado. De Los Vertebrados surgió que la laguna (“unica en Puerto Rico”) estaba a punto de desaparecer, que había perdido un 95 % de su agua abierta. Con esta perdida las aves que dependían de este hábitat estaban en peligro de desaparecer. Comencé un proyecto para salvar la laguna y revertir -en lo posible – el daño hecho.
Dos Yaguasas, especie que estuvo en peligro de extinción en Puerto Rico, demostrando su regreso, y también de dónde sale su nombre científico de cisne arbóreo. Foto cortesía de Pedro Santana.
La Yaguasa, ese misterioso y bello cisne arbóreo nocturno, que silva un melódico, repetitivo, onomatopéyico, y melancólico: “chirirí, chirirí, chirirí…” y que es endémico de Las Antillas Mayores, ha vuelto a desplegar sus alas en Puerto Rico, luego de haber estado casi extinta de la Isla por varias décadas. Y no ha llegado sola, ha venido con muchas otras nuevas especies. Por si eso fuera poco, la reproducción de la Yaguasa y otras especies ha producido a cientos de individuos, así como se han incorporado otras especies ausentes para el 1980, y desde otras islas Durante unos cuarenta años antes, estas aves – las Yaguasas ni otras – no existían en la Isla. Las lagunas se habían secado para una agricultura que jamás se dio. El fenomeno de la recolonizacion se debe a lo que se conoce como un proceso de RESTAURACIÓN DEL HÁBITAT. Esta restauración de lagunas que fueron secadas, se hizo por el trabajo hecho por varias personas, y yo fui uno de ellos. Hoy, quitamos el velo del misterio del ¿por qué llegaron la Yaguasa y el Ibis?, de lo oculto, descubrimos quién, cuando, cómo, se inició un proceso de restaurar el hábitat, la Laguna Cartagena, y salimos del “closet,” revelamos lo que hasta ahora era un secreto guardado en la caja fuerte de la humildad, cómo, quíen y cuándo, se hicieron las gestiones, y que confirma la frase inglesa de que “if you build it they will come!” O sea que, si restauras su casa (el hábitat), las criaturas regresarán a él. Y algunas han venido de muy lejos para llamar a esto “home.” El establecimiento de otras especies de humedales, dos especies de íbises, el Negro, y el Blanco, y la sorpresiva llegada a Puerto Rico del Escarlata, pues como enmarcan posiblemente uno ejemplos de los más exitosas restauraciones del hábitat en el Caribe. El Escarlata pudiera venir desde tan lejos como Trinidad, buscando una casa habitable, y parece ser que la halló, a menos que su mismo brillo atraiga a curiosos fotógrafos y birders, y que éstos, sin querer, lo auyenten lejos.
Como resultado indirecto del estudio de Los Vertebrados de la Laguna Cartagena, llevé a cabo varias gestiones exitosas, siendo una de ellas, la presentación oral y escrita titulada La importancia de la Laguna Cartagena en la preservación de especies de aves amenazadas…El dibujo de arriba, sale de dicha publicación y donde comparo los tamaños del principal hábitat: agua abierta, en rojo.
No hay peor gestión que la que nosehace: Ya debo decir, sin ninguna vergüenza que, yo, cuando tenía 21 años de edad, fuí el catalíticopara queestas acciones de adquisición y de manejo se llevarán a cabo. También debo informar que ésto se dio mientras era yo era estudiante subgraduado y graduado de Biología de la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez, y con un bebé a bordo. Hoy sacamos a la luz por vez primera un sacrificio y esfuerzo de muchos, gesta que comenzó con un un extenso estudio de campo y bibliográfico, Los Vertebrados de la Laguna Cartagena, que arrojó unas serias señales sobre el peligro de desaparecer que confriñontaba la única Laguna de agua dulce existente, y de ls participación en tres simposios de ciencia, y reuniones, sin apoyo financiero y con sencillas cartas y artículos periodísticos de un estudiante universitario sin dinero, pero con un gran corazón y pasión por la naturaleza. Las cartas iban dirigidas a una Secretaría, y a un Gobernador. Estas personas a su vez, le hicieron caso al estudiante, y trabajaron para lograr los refugios de hoy día. Esta actitud arrojada del estudiante (no temer por el fracaso) demuestra de que “no hay peor gestión que la que nose hace.” El estudiante comprometido, convenció al Poder Ejecutivo para quevél tomara acción. Este poder se llamaba Hilda Díaz Soltero, Doña Hilda o HDS, (entonces Secretaria de. DRN) y también del gobernador, el “malo y temible” Carlos Romero Barceló. Ambos escucharon al estudiante decir: ” ¡la Laguna Cartagena se extingue ayuden!” Y no tan sólo escucharon, sino que también actuaron, y no se quedaron con los brazos cruzados. Doña Hilda tenía todo el respaldo del Gobernador, en todas susgestiones. Pero quien empezó con este caso: es quien escribe este artículo. Y lo escribo por distintas razones a casi cuarenta años de los hechos. Deseo que la gente sepa que cualquier humano puede hacer la diferencia, que aquel, alegado malvado” Gobernador tiene -como todos tendmos- su lado bueno, y entre otras es que él sí contestaba cartas, y las remitía a la persona indicada. Por otro lado, si nosotros esperamos a que el gobierno debería y que él haga su trabajo, nos quedamos sin recursos naturales, despu+es de todo toda la naturaleza nos pertenece y todos estamos obligados a salvar nuestra casa.
¿Cómo salvar a la Laguna Cartagena? Primero comencé estudiándola desde el punto de vista histórico lo que hubo antes del 1979, y lo que existía en el 1979. ¿Qué estudiaría? La biodiversidad de vertebrados, su abundancia, y los cambios históricos de las poblaciones y su correlación con los cambios del paisaje o del hábitat. ¿Qué herramientas tendría: la literatura, ya que Cartagena había sido muy estudiada en la década del 1920, por “el Padre de la Ornitología de Puerto Rico,” Stuart T. Danforth, y también, en menor escala, por sus alumnos, Virgilio Biaggi y su cuñado José A. Ramos. También, en la decaca del 1960 por el médico y naturalista estadounidense, radicado en Mayagüez, James B. McCandless. Otros personajes como, Juan A. Rivero, Frank Wadsworth, y Nathan Leopold la visitarían anualmente.
Yo: (1) recogería en una monografía todo lo escrito sobre Cartagena, y la visitaría una vez al mes, (2) compararía lo esperado (de antes) con lo hallado (presente), (3) escribiría reporte (“LosVertebrados…”). Dado a la seriedad de los hallazgos, me sentí con la obligación moral de proteger a la laguna. Y cuando digo estudiar todo, es casi todo (la bibl
iblioteca de la UPR M tenía límites), lo vivo y lo no vivo, lo histórico y entonces reciente, desde el 1979 al 1980. Parte del resultado fue una monografía de 220 páginas. Otro hallazgo fue que los resultados del estudio de los vertebrados correlacionados con el del cambio medioambiental histórico, y este cambio fue desgarrador: en 20 años (1969-1980) la laguna había perdido un 95% de su agua abierta, el principal hábitat de aves acuáticas como los patos. gallinazos, y tíguas. Y no solo el hábitat, sino ocurrieron cambios de biodiversidad, y sobre todo cambios de la abundancia, cambios que eran extraodinariamente isoportables: la principal laguna para “la protección de las aves” estaba en inminente peligro de extinción. Y para colmo estaba en manos privadas. Cartagena, había perdido un 99% de su territorio, y un 99% de la abundancia de individuos (aves de agua abierta). Yo sentí la responsabilidad de actuar de inmediato. Y actué de diversas maneras, y llevé a cabo diferentes diferentes actos y estrategias. Participé en reuniones con la Secretaria del Departamento de Recursos Naturales, Hon.Hilda Díaz Soltero, con su esposo, Dr. José L. Vivaldi, enviaría escritos al periodico El Mundo, y este publicaría cuartro artículos en cuatro edicioes dominicales, particiaría en Simposios, tomaría firmas de los asistentes, y le enviaría una carta al entonces Gobernador, Carlos Romero Barceló. La Honorable Hilda Díaz Soltero, con quien ya había hablado, nos contestó la carta. Ya, aquel proyecto de un estudiante, se convertiría en el proyecto de la Secretaría del Departamento de Recursos Naturales…
Todos fueron acogidos con mucho cariño por el público, la academia y hasta el Poder Ejecutivo, primero por el Gobernador y luego por su Secretaria del Departamento de Recursos Naturales.
Pues ¿Quién, cómo, y por qué se comenzó esto de salvar a la Laguna Cartagena en el 1982? Debo ser honesto y decir que yo, y añadir que no tardó mucho para que el “yo: fuera acogido, y se convirtiera en un “nosotros.” Resulta que antes que yo llegara a estudiar al RUM, tuve las “malas” influencias de personas como Ariel E. Lugo, de Gilberto Cintrón, de Herbert Raffaelle, de James Willey y Frank Wadsworth, y que en sus veranos, de voluntario en el recién creado Departamento de Recursos Naturales (DRN), y voluntario también con el Puerto Rican Parrot Project at El Yunque. Aparte de mis padres amados, Antonio y María (que me querían médico y con mucha razón), estas personas del DRN me introdujeron a un nuevo Puerto Rico, uno de aventuras y de retos, y traían nueva información que había salido nueva, entre ellas el “Endangered Species Act,” “Rare and Endangered Animals of Puerto Rico,” “Critical Wildlife Areas of Puerto Rico,” y muchas otras publicaciones. El ambiente en el nuevo DRN era el de apagar fuegos, y esto era así porque la naturaleza de la Isla había sido grandemente afectada en el S XX, primero con la caña de azúcar, y luego con una desenfrenada alocada industrialización, acompañado de un desbarajuste y desplanificado urbanismo.
De manera que el éxito del “comeback” de “Dendrocygnaarborea,” y la llegada reciente de otras especies como “Eudocinusruber,” o el IbisEscarlata, no se dió en un vacío, y se derivó de varias acciones que llevamos a cabo en la década del 1980, para restablecer y restaurar tres lagunas de agua dulce, que estuvieron secas por unas cuatro décadas, secas por proyectos bien intencionados pero que no sirvieron para su fin: los lechos de las lagunas fueron inapropiados. Hoy hay otra laguna, la Laguna de Guánica que nos espera para actuar y rescatarla. Internados en el DRN. En aquella nueva agencia, el Departamento de Recursos Naturales, toda nueva información que yo agarraba, en mis internados voluntarios en ella, y que yo recibía, complementaba lo ya publicado ya en Las Aves de Puerto Rico de Virgilio Biaggi (1970). En las excursiones de campo con mis amigos, Armando Rodríguez Durán (Mandi) y Manuel Corbett (Maño) a varios lugares (e.g. Isla de Culebra), y a las últimas dos lagunas de agua dulce que quedaban en Puerto Rico, o sea especial a Tortuguero y Cartagena, vimos que eran bien pobres en términos de vida silvestre. Estos hechos contrastaban con lo dicho por Virgilio Biaggi, en su libro del 1970 y también con lo dicho por H.Raffaele (1974). De acuerdo a ambos autores, muchas de las especies de aves acuáticas (patos, gallinazos, gallaretas) encontraban su hogar en la Laguna Cartagena de Lajas. A Cartagena se le consideraba “la laguna de agua dulce más importante y única en todo Puerto Rico, para la protección de aves acuáticas.” Por ejemplo, Herbert Raffaele en su “Rare and Endangered Species” dice sobre la Yaguasa que el “West Indian Tree Duck is Extremely rare. Said to nest in trees on low hills nearCartagena Lagoon. Eggs as still robed by country people. The bird has also been seen in…Vieques. Cartagena Lagoon and its adjacent hills andswamps to the west end of Vieques would be the best areas to preserve in terms of habitat for this species…(1974, p. 29).” O sea que el experto, Raffaele, estaba diciendo que en TODO el archipiélago de Puerto Rico, y estaba hablando sobre la Yaguasa, y diciendo que ella sólo se le hallaba en Vieques y posiblemente Cartagena, y que ésta, Cartagena era “¡la mejor área para la especie en Puerto Rico!” O sea que la Yaguasa era una KeySpecies, un indicador para medir cuán bueno era los hábitats en la Isla. Como no habían Yaguasas en Puerto Rico, entonces se deduce que ninguno de los hábitats servía para la especie (y tampoco para otras). Nuestras visitas y experiencias, fueron contrarias a lo expresado en los documentos: ni Tortuguero ni Cartagena tenían las aves que se informaban, ni tenían la biodiversidad, ni la abundancia informada. Esto en sí era un descubrimiento cientifico, ya Cartagena no servía como hábitat,: no quedaban aves acuáticas porque ya no habían lagunas. Repito: no existían Caño Tiburones, las lagunas de Humacao, y Cartagena, estaba seca, eutroficada, y llena de plantas (ver ilustración). Lo que existía había que estudiarlo a la velocidad de la luz…y compararlo con lo que hubo, y determinar qué medidas tomar o recomendar.
Los Vertebrados…Después de tomar clases de Zoología, Herpetología y Ornitología, y desde el 1979 al 1980 desarrollé el ya mencionado proyecto titulado Los Vertebrados de la Laguna Cartagena, Lajas, Puerto Rico. Este estudio que se plasmó en un extenso documento (220 pp) y que sería parte de dos cursos subgraduados de Zoología (Problemas Especiales de Zoología I y II) subgraduados del Recinto Universitario de Mayagüez, de la Universidad de Puerto Rico. Con Los Vertebrados…, realicé un minucioso estudio de la biodiversidad y abundancia de setas criaturas en Cartagena, no tan sólo ese año, sino en toda la historia escrita y disponible, desde el S XIX hasta el año que la estudiaba (1980). Comencé una serie de censos mensuales, así como a buscar toda la información historica necesaria, disponible sobre los vertebrados de la Laguna Cartagena, y también estudiar los cambios históricos sufridos por la laguna y su entorno. Las revelaciones y las conclusiones fueron aterradoras: en unos veinte años (20) la Laguna había perdido un noventa y nueve por ciento (99%) de su hábitat más importante: el agua abierta o agua sin vegetación. La biodiversidad era muy reducida así también la abundancia de poblaciones, en comparación con el pasado. Si en épocas anteriores habian, por ejemplo, cinco mil Gallinazos de Caribe(“Fulicacaribaea”), en el 1980 sólo se veían dos o tres individuos. Las Yaguasas, los PatoQuijadaColorada(“Anas bahamensis”), y otros habían desaparecido totalmente de la Isla Grande de Puerto Rico. Y la situación era aún peor, no habían en Puerto Rico, otras lagunas de agua dulce wue dichas aves utilizaran. De manera que para el 1980-82, las aves en un estado más crítico, o de de extinción eran las acuáticas, en particular las de agua dulce (exceotusndo ls cotorra y el guabairo. La situación se agrababa porque la moda del momento eran lo “Save the Tropical Rain Forests,” y “Save the Coral Reefs,” y Cartagena no era de ninguno de los dos ecosistemas, era una lagunita en inminente peligro de extinción en Puerto Rico, y en todas las Antillas Menores: o sea que, ¡desde Cuba hacia el este y más allá de La Española las aves acuáticas de agua dulce no tenían hábitat!
Los Vertebrados de la Laguna Cartagena, Lajas, Puerto Rico. Un reporte de todos los vertebrados presentes y pasados hasta el 1980. Este estudio recopiló biodiversidad de las especies, sus poblaciones y las correlaciones con los cambios medioambientales. La monografía para los cursos sub graduados de Zoología, se convirtió en el INCEPTION POINT de lo que sería el Cartagena Lagoon National Wildlife Refuge. 220 páginas. Este informe fue entregado al Profesor Ramón Seda del Toro, y como cortesia, a la entonces Secretaria del DRNA, Hílda Díaz Soltero y al USFish and Wildlife Service.
Como Cartagena estaba en inminente peligro de extinción, salí volando como gallareta inglesa y rápidamente tomé los pasos necesarios para ser lachispa y que otros actuaran y así revertir el daño ocasionado a su hábitat, durante la segunda mitad del S XX a las lagunas de agua dulce de Puerto Rico. Para entonces, aquellas tierras inundadas eran “necesarias” para la agricultura. Se dejaron pero nunca sirvieron para tales fines. En el 1979-82, sólo quedaba mal parada la Laguna Cartagena de Lajas, pero sólo un porciento de el hábitat de agua dulce despejado de yerbas (ver ilustración).
Acciones afirmativas: Soy persona de actuar. No puedo dejar que los problenas los resuelvan otros. Frases vacías como que “el gobierno debería prestarle atencion a Cartagena,” frases muy comunes de nuestra cultura puertorriqueña, no van conmigo. Antonio, mi padre, decía que cada puertorriqueño es parte del gobierno. Por consiguiente, hice un plan estatratéjico para atacar el problema de una Cartagena moribunda. El 23 de marzo de 1982 escribí una carta al Dr. José L. Vivaldi (DRN) “paraexpresarle mi (enorme) preocupación (sobre Cartagena), y para mostrarle datosqué acumulado durante estos últimos tres años respecto a las condiciones de deterioro por las que atraviesa la laguna Cartagena.” El 29 de marzo le escribí a la Secretaría del DRN, Hilda Díaz Soltero (HDS) para solicitarle cita. La secretaria contestó: “acusó recibo de su carta del 29 de marzo de 1982 donde solicita entrevista para presentarla información científica sobre alguna Cartagena. Podemos reunirnos el 5 de mayo de 1982 a las 10:30 a.m en mi oficina.
El Profesor Raúl A. Pérez Rivera, del Colegio Universitario de Humacao, de la Universidad de Puerto Rico, me da su retroalimentación sobre los artículos de El Mundo y me advierte que no hay tiempo para aceptar trabajos adicionales, me decidí a colarme en el Cuarto Simposio para la Fauna que se celebraría el 24 de septiembre de 1982.
Reunión con la Secretaria. Ese día 5 de mayo de 1982, me presenté temprano a la ofucina de HDS. Doña Hilda sólo me había dado media hora para hablar, pero le “cogió cogió interés al asunto de Cartagena” que, canceló todas sus citas esa tarde, y de ahí salimos a las (5) cinco horas. Para la reunión, fui preparado con diapositivas y le mostré la difícil situación que Cartagena enfrentaba. Creo que ella me confesó que no sabía sobre la Laguna ni saber sobre sus problemas. Pero su interés en la situación de la Laguna fue muy grande y sincero. Doña Hilda entendió que se trataba de una emergencia. Ese día yo llegaría a Mayagüez a las 2 de la mañana con mi hijo de 2 años de edad.
Artículos de periodico: Yo había llevado ocho hojas mecanografiadas escritas, para dirigir mis temas de forma organizada en la reunión con Doña Hilda. Ya en Mayagüez, se me ocurrió enviar esos escritos al periódico El Mundo a bu ver si me las publicaban. Para mí sorpresa el periodico sí publicó todo el contenido de aquellos pliegos en cuatro artículos de página entera. Hay que señalar que el periodico tenía un formato muy grande, de manera que los artículos ocupaban página entera. Sus títulos fueron:
Simposio de UPR Humacao. Tras leer los artículos del periodico, el profersor de Biología del Colegio Universitario de Humacao, Raúl Pérez Rivera, me escribe y dice: Primeramente quiero felicitarlo por sus atinados artículos sobre la Laguna Cartagena. El año pasado (1981) si mal no recuerdo usted sometió a consideración de los organizadores de los simposios…untrabajo…Este año echamos de menos un resumen sobre dicho trabajo ya que a Mayagüez a enviaron varias invitaciones para el próximosimposio…para traer…sus genuinas preocupaciones sobre el futuro de Cartagena, Esperando poder saludarlo personalmente el día 24 de septiembre en nuestra actividad anual…” Mi participación mía estaria sujeta a espacio, ya que todos estaban ocupados.
Carta-petición al Hon. Carlos Romero Barceló, redactada y firmada por y otras personas reunidas en aquel Cuarto Simposio… A partir de este momento “mi proyecto,” se convierte en “nuestro proyecto.” Antes de septiembre, ya yo había conversado con la Secretaria, Hilda Díaz Soltero, que ya se hacía parte del “nosotros.” Ella tomó el proyecto. El Gobernador de Puerto Rico, Romero-Barceló me (nos) contesta a través de la Hon. Hilda Díaz Soltero, con quién ya me había reunido en mayo del 1982. La Hon. Hilda Díaz Soltero, el 10 de noviembre de 1982, me invita al Noveno Simposio del Departamento de Recursos Naturales a celebrarse el 1 de diciembre de 1982. El autor cerca del Departamento de Biología del RUM, de la UPR, circa 1978 (antes de realizar sus estudios).
Foto del Todus mexicanus de Mary Vazquez, en Patillas, Puerto Rico. Nombres comunes: San Pedrito, papagallo, cheto, y mediopeso.
“¡TAMAÑO REAL!” Fue el “Eureka” que exclamé al ver la fotografía de Mary Vázquez, anexada a este escrito cuando por primera vez la vi en el “screen” de mi móvil o celular, pantalla de siete por siete centímetros. Entre el 1988 al 1990 tuve tantos Todies, en mis manos y dedos, tal vez unos 200 individuos, tantos que puedo asegurar que aquel era el tamaño real del ave. Para entonces hacía una investigación doctoral para The University of Chicago, en el Committee on Evolutionary Biology. Deseaba estudiar el alegado comportamiento sobre “Helpers at the Nest,” donde algunos individuos posponen reproducirse para ayudar a otros, algo que iba en contra de los postulados de Darwin, del más alto es el que más crías deja; ¿Cómo un ser viviente podría dejar más hijos ayudando a otros? No hace sentido, a menos que “ayudando” aumente sus genes.
A los Todies yo les ponía cuatro anillas de colores, a esas patitas flacas, les realizaba medidas milimétricas, les tomaba el peso, hasta les sacaba un poquito de sangre de su peliaguda yugular, para establecer parentesco…con la técnica del “DNA fingerprinting.” También los pesaba, medía y los observaba por largas horas detrás de un “blind” o parapeto. ¿Quién entra al nido? ¿Quién sale? ¿Trae, o no trae comida? ¿Qué otras criaturas visitan el nido? Para poder identificar Juan de Pedro, o María de Petra tenía que ponerle anillas de colores variados en sus extremidades traseras o patas, más bien patitas. También tenía que hacer un parapeto o “blind” frente al nido y estar largas horas observandolos. Era como estar viendo un programa de la televisión en vivo y a todo color, quien entra, quien sale, qué trae, quien no trae, que interacciones intra y extra parejas, a quienes y por qué atacan, y una retahíla de observaviones y datos interminables, interesantes: era ver al ser humano en otra especie, de Cordado, tenían plumas, tenían colores, buscaban alimento para “un dios” que se llamaba familia, el foco de su atención eran sus hijos, y los darwinistas diríamos, más que sus hijos eran sus genes, ya que dentro de estas estructuras moleculares estaba, casi toda la informacion necesaria para multiplicar, no la especie como erradamente se ha dicho, sino para multiplicarse a sí mismos: sus hijos, sus nietos y bisnietos serían el pasaporte para la eternidad de estos individuos, de la pareja: yo te ayudo, tu me ayudas, macho y hembra, o hembra y macho, el orden no importa en la unión de un espermatozoide con un óvulo, cada uno con mitad de la información necesaria para fabricar la maravilla de un hijo. Pero que ese hijo o hijos, que vienen en huevos, se parecen mucho a los huevos de las tortugas marinas, tienen toda la anatomía del huevo amniota, el huevo tertuliano que vino primero que la gallina, el huevo que se pone fuera del agua y que sobrevive por contener dentro todo lo necesario para sobrevivir. Bueno, eso en teoría: la tortuga pone cientos de huevos pero no cuida de sus crías y “Dios que reparta suerte,” no, el Tody y el humano comparten muchas cosas en común, una de ellas el foco de esta película que se llama la lucha por la existencia: los hijos y su cuidado, un empleo de veinticuatro horas, trescientos sesenta y cinco días al año, y que en el humano dura tal vez, unos cincuenta años.
Izquierda el macho y la hembra a la derecha: la pareja de Todus mexicanus, que construía su nido, según lo atestigua la excelente foto de Mary Vázquez.
Tan finas son sus patitas que las anillas plásticas de colores, diseñadas para los zumbadores, o colibríes, eran, “muy” grandes para el Tody, razón que había que pasar el trabajo extra de cortarlas longitudinalmente para acomodarlas a las patitas del Tody. Tres anillas plásticas, selladas con acetona, y una de aluminio. Las tres plásticas de colores al azar, serían la “marca registrada” del individuo X. Tres anillas que en medio del bosque lluvioso tomaban “horas” secar. Mi relación tan íntima, me lleva a saber que, la de la foto es hembra (ver el blanco alrededor de la pupila) y que está haciendo su nuevo nido en un talud de barro, un túnel de un pies (30 cm) de largo con un habitación al final, una recamara que probablemente doblará hacia la derecha y dónde ella depositará sus tres huevos gigantes para su diminuto tamaño. El túnel lo hará en un talud de tierra, por lo que dicho espacio aéreo, será terreno sagrado y de lucha constante. En la foto inicial, la evidencia de la excavación está, tanto en el sucio o el rojo barro de su cabeza, como en su pico. Cerca de ella – la hembra – estará también el macho, ayudando y haciendo el túnel del amor familiar, un intenso romance entre pareja e hijos que durará aún cuando la muerte los separe, y que ellos, los padres, y aún si los niños murieren ahogados y putrefactos – algo raro pero que sí ocurre – ellos (los padres) llevarán comida a sus fallecidos hijos durante una semana luego de su muerte. Y éste es el famoso “struggle for existence” de Darwin y Wallace, una carrera por sobrevivir y dejar la mayor cantidad de hijos bien cuidados, para que estos hijos nos den nietos, y así por el estilo, y que los más aptos, son los que más descendientes dejen… En esta lucha de sobrevivir, no hay sábados ni domingos de descansos, no se visitan templos o se adoran a dioses como hacen los humanos: el único dios que tiene la pareja son sus tres hijos dentro del nido, y a ese dios, hay que llevarle ofrendas constantemente desde que sale el sol hasta que oscurece. A razón de un insecto, lagartija o frutita de cupey (“Clussia ssp.”) por cada minuto: son los “vacuum cleaners” o aspiradoras de los insectos del bosque. De hecho, los Todies son unos “leaf-gleanners” o que desde su percha, buscan animalitos debajo de las hojas, aunque pueden alternar sus estrategias de búsqueda de comida. Por ello es que usualmente se les ve con el cuello extendido y mirando hacia arriba, para obtener su alimento. El alto metabolismo del Tody no es superado aún por casi ninguna otra especie de ave (y hay más de 9, 000 especies) y de acuerdo a varios investigadores — yo incluido — una de estas avecillas pudiera morir si no se alimenta dentro de una hora del reloj humano. De ser cierto, afirmación, que no dudamos, ¿Cómo entonces “cruzaron” las islas antillanas y se dispersaron a cuatro de ellas? No era posible tal dispersión sobre el mar, pues morirían de hambre. Es más, alrededor de la Isla de Puerto Rico hay otras islas (Vieques, Culebra, Caja de Muertos, Mona) y ninguna ha sido invadida por el Tody. A pesar de estas islas estar cercanas, el ave no ha podido alcanzarlas volando…por lo tanto, para poder explicar su dispersión limitada hay que ir a un pasado muy remoto, mientras una Proto-Antilla emigraba, desde el hoy Pacífico al Atlántico, y rozaba -en tiempos geológicos de millones de años- la hoy América Central. Ahí, el “Proto-Todus” se montaría sobre aquella Antilla precursora — sin saber nada — para luego diverger en cinco especies diferentes, según las islas también se dividían respectivamente y creaban un aislamiento reproductivo entre poblaciones.
En una imagen de Gary Larsen se explica por qué el ADN y los individuos son egoístas, y no trabajan por el bien de la especie, ni en nuestro caso humano, por el bien de la humanidad. Si se sacrifica por otro, su trabajo se pierde, y también sus genes. El individuo con la balsa, el que hace trampa, sobrevive y se reproduce, y deja genes, no así, el altruista. De J. Alcock, “Animal Behavior.” Sinauer.Un macho del Todus mexicanus. Por el body language parece inspeccionar un nido. De ser cierto, yo llamo a este tipo de individuo, visitante. Este no parece ser el macho del nido. Foto cortesía de MaryVázquez.
Pero no es con este aparente comenzar del Tody que se trepó en Centro América a la hoy isla de Puerto Rico, que iniciamos una lucha por la existencia diaria del ” Todus mexicanus,” y también, con la lucha diaria del “Homo sapiens” que lo estudia(ba) día a día…Otro ser viviente, un vertebrado con similares necesidades que las que tienen los sujetos bajo investigación, o sea el Tody.
Para entender la presencia del Tody en Las Antillas Mayores hay que entender del hecho de las Placas Tectónicas flotantes sobre el magma derretido.
La lucha por la supervivencia de ambos vertebrados viene de un pasado evolutivo tan remoto que se pierde en la memoria, hay que invocar la primera reproducción asexual primitiva (de bacterias y arqueas), y luego la sexual de parejas, como el caso del Tody y del humano, ambas de hace billones de años.
Para entender la lucha por la existencia hay que invocar el pasado evolutivo de la vida, en nuestro caso, el del Tody y del Humano, la reproducción sexual.
No tan sólo el Tody tenía su propia lucha por la existencia sino que el otro vertebrado que lo estudiaba la tenía también. Ese otro vertebrado era el investigador, que en la práctica parecía romper todas la leyes darwinianos, con el objetivo final de conseguir un estable empleo, para entonces poder alimentar sus propias crías. O sea, que el ser humano, con esto de los estudios, se ha complicado la vida de formas inusitadas, “cortó su bosque,” “destruyó su finca,” y ahora tiene que indirectamente buscar su comida a través de un complejo sistema de “empleo y sueldo,” en vez de tener la vida fácil” del Tody. O eso es pura apariencia, y no es tan sencilla su vida, y es materia de pura percepción humana? Ambas especies, además de pertenecer a Vertebrata, y no importa repetirlo, que además de ser de sangre caliente o endodérmico, y de uno ser mamífero y el otro ave, coincidían también en que dentro de sus luchas por sobrevivir y mantenerse vivos, de llevar comida a sus bocas, pero la coincidencia más importante que compartían ambas especies distintas en su intenso drama de existir y sobrevivir, era llevar a cabo el responsablemente el CUIDADO PARENTAL…
Arriba dije que, a veces los nidos eran afectados por factores externos como era el caso de una inundación que ahogara a a los bebés, o que eran destruidos por depredación, como en el caso de una culebra o una mangosta. En su lucha por la existencia y aún con cadáveres de hijos muertos y en estado de descomposición, una podredumbre y hedor insoportable para mi, el investigador, los padres continuaban trayendo comida al nido “como si nada hubiera sucedido.” Este efecto se le podía atribuir a la inercia filogenética o un “deseo genético” de completar lo ya comenzado, con altos niveles de hormonas (oxitocina) que en condiciones usuales ordenan “termina tu cuidado parental y no te detengas,’no matter what.” Este frenético e irracional comportamiento (de llevar comida a muertos, para ellos -los padres “sus hijos seguían, todavia vivos…”) podía deberse a que los Todies querían respetar lo que nosotros los humanos atribuimos a “su corazón,” (o los darwinistas a “sus genes”) la misma desesperación y urgencia de “estar con, compartir con, cuidar de,” “besar a,” y “abrazar a,” sus prole, sus adorados hijos. “La oxitocina es una hormona que cumple varias funciones, muchas de las cuales todavía no conocemos con precisión. Se sabe, por ejemplo, que es ella quien nos conecta con los demás, la que nos inyecta esa fuerza que da forma al afecto, a la reproducción y la lactancia, al amor en todas sus formas y matices.”
Mientras yo observaba a aquellas desgarradoras escenas, me veía en aquel espejo del CUIDADO PARENTAL: el nido mío se había destruido, y mis crías se localizaban al otro lado de la Isla: allí estaban mis polluelos y se habían colocado cercas o barreras para yo poderlos ver, era muy complejo el asunto de verlos y más aún de cuidarlos: ya yo, el investigador no tenía el pico libre para ponerles llevar “insectos,” ya el nido “no era mío” pero continuaba existiendo este extraño y misterioso poder, de ir a llevarles cariño, besos y ternuras. “Tenía las alas cruzadas,” por no decir los brazos: ya que entre los Todies y yo no había diferencia ninguna: éramos un espejo y unos “esclavos” de esa macromolécula llamada ADN, Ácido Desoxiribonucleico, una molécula que utiliza a los organismos como parapetos para ella reproducirse, sin importar qué. A ella, la molécula del ADN no me importan los sentimientos, y es mucho más fría que un témpano de hielo. Y yo estaba loco por estar con mis propios polluelos. Pero que como dije se habían levantado muchas paredes, jaulas y mallas para yo poder llegar a mi prole, algo muy desesperante y frustante, algo que pondría mi razón al limite: el nido había desaparecido por un meteoro inesperado, un evento catastrofico, o algo así como el que mató a los dinosaurios y permitió a otros saurios tetrápodos, como el Tody sobrevivir, y que permitió también el desarrollo y la evolución de los mamiferos y entre ellos los primates, como el ser humano. A pesar de la catastrofe, y aún así estaba dentro de él, el impulso de estar con ellos, con sus crías y de cuidarlos, algo muy difícil de llevar a cabo, y desgarrador, y a este deseo urgente que se le conoce como “inercia filogenética,” ese gran impulso dentro, no entiende y no razona: el nido estaba destruido, inundado, tenía una puerta y yo no tenía la llave de ella, pero aún así tenía un gran impulso por estar con mi familia, mi prole, mi hijos. Y esto incluía besos, abrazos y “te quiero mucho hij@ mí@,” frases como “estoy desesperado por verte,” y “no me dejan las circunstancias ambientales…” o la lluvia tempestuosa que caía a cántaros y que inundaba su corazón de agua, que no lo dejaba respirar ni dormir, no vivir tranquilamente…
The rain and dry Forest of Puerto Rico both harbor Puerto Rican Todies, but helping behavior WAS NEVER FOUND by the author, after he carefully conducted long hours of observations. It was erroneously reported by another researcher.
El Comeñame, “Loxigilla portoricensis,” foto cortesía de Alfredo Irizarry..
En Puerto Rico, se le llama “El Comeñame” a la especie endémica de un grupo autóctono de aves Antillanas del género “Loxigilla,” “L. portoricencis.”
Para muchos el misterio del nombre, comienza con el mismo ñame en sí, un tubérculo subterráneo, mucho más grande que la papa, alcalino y delicioso con ciertas carnes. Por supuesto que el ñame, es muchísimo más grande que el pequeño pájaro.
Creo que para el imaginario popular era muy raro el nombre de El Comeñame: ¿cómo era posible que el pájaro se las arreglara para sacar tamaño tubérculo del subsuelo?
También era imposible figurar que, tan pequeña ave bajara de árboles al suelo para sacar y comer, esta enorme “papa” tropical.
Aunque fuera para mí, el misterio se resolvió, cuando ví uno de ellos comiéndose un ñame aéreo, un ñame de bejuco, y confieso que sentí una especie de Eureka diminuto.
Este “descubribiento,” ocurrió mientras realizaba observaciones del comportamiento del “Todusmexicanus” (San Pedrito) para mis estudios doctorales (Universidad de Chicago).
Un ñame tradicional. ¿Podría el Comeñame comer este ñame? No. Foto: Vicente González Cordero.
Después de aquel primer encuentro, pude volver a observar, en varias ocasiones que El Comeñame, efectivamente comía ñames — no de los gigantes — sino de liana o gundas * “Dioscorea bulbifera.”
¿Y de dónde saca el diente para comerse el tubérculo? Ese otro misterio se resolvió muy dolorosamente, cuando desenredé a un individuo de una malla de atrapar aves.
Al sacar el ave, me picó tan y tan fuerte, ¡que me salió sangre! ¡En algún dedo guardo aún la cicatriz de aquel momento!
Estás observaciones las hice en La Estación Biológica de la Universidad de Puerto Rico, en El Verde, de El Yunque National Forest, entre el periodo del 1987-91.
Nota: El 24 de octubre de 2019, Lory Casiano (Biodiversidad de Puerto Rico), indica que en Las Marías y San Sebastian, al ñame gunda, se le conoce también como “tagua-tagua,” posiblemente un vocablo Taino.
Ñames de bejuco o liana, también llamados gundas, “Dioscoreabulbifera.” Foto cortesía de Mario Arroyo.